Mi nombre es Vallieria Silverwind, escribo este diario para no olvidar tanto lo feliz que fui una vez como el dolor que sentí ese fatídico día y para no permitirme olvidar quien soy.
Los primeros recuerdos que tengo vienen de cuando mi padre me enseñaba a leer los grandes tomos de magia, él quería que me convirtiera en una maga como él. Pero desde chica pude ver que la magia no era lo mío. Mi madre era una forestal, ella intentaba que yo fuera como ella y me llevaba al bosque a disfrutar de la naturaleza me enseñaba algunas cosas como que era comestible y que no y otras cosas. Aunque eran pocas veces que iba con ella ya que siempre estaba fuera por misiones y demás.
Pronto comencé a ir sola, podía pasar horas allí en la naturaleza y al final siempre me quedaba dormida y despertaba al atardecer. Aunque esto a veces era estropeado por mi padre que quería que estudiara magia, pero un día me arme de valor y le explique que no quería ser maga sino que mi corazón estaba con la naturaleza y era forestal lo que quería ser, el por su parte parecía decepcionado pero logro entenderme y dejo de obligarme a leer.
Fue un día como cualquier otro que me quede dormida pero comienzo a escuchar voces al lado mío, abro los ojos y veo a a una elfa y un elfo casi de mi edad. Yo era más bien solitaria pero me empecé a llevarme bien con ellos, sus nombres eran melianer y erilbia.
Allí comenzó nuestra amistad, los años me por todo el pueblo, recuerdo a erilbia mostrándonos lo que él podía hacer con la magia. Una vez cuando estábamos jugando por el bosque escuchamos unos llantos de cachorro, con mucha curiosidad seguimos el camino de el ruido y encontramos a un cachorro de lince y a unos metros de el estaba la madre muerta. Llore por ella pero sabía que si dejaba a el cachorro solo moriría así que me fui acercando despacio y con algo de comida en la mano, pronto el cachorro se acerco y comenzó a comer.
Cuando termine lo agarre intentando que no me lastimara pero el animal estaba asustado e intentaba irse pero estaba muy débil para poder liberarse así que se rindió aunque pudo lograr lastimar mi antebrazo dejando una cicatriz que aun llevo conmigo. Volví con mis dos amigos y estos miraban con algo de miedo la herida de mi brazo, me di cuenta de que estaba perdiendo mucha sangre y decidimos ir a mi casa.
Mi padre abrió la puerta y se preocupo por la herida aunque después de que me la lavara no era nada. El en la noche el cachorro no sé porque se subió arriba de mi cama y durmió a mis pies, supongo que buscaba calor. El tiempo pasaba y Denlin, como llame al cachorro, ya era grande y nos hicimos inseparables, siempre juntos fueramos a donde fueramos.
Fue una noche de primavera cuando mi madre me dijo que me había enlistado al entrenamiento de forestal y que empezaría temprano al otro día, que feliz y ansiosa que estuve esa noche, casi no pude dormir. Si no me acuerdo mal creo que habrían unos 10 u 12 elfos entrenando, cuál fue mi sorpresa cuando me encontré con Melianer, el también quería ser forestal. El entrenamiento era difícil pero era feliz.
Unos días después llego la horrible noticia de que arthas traiciono a su reino y ahora traía hordas de no muertos hacia quel’thalas. Dos días después mi madre tuvo que partir para defender nuestras tierras. Como la mayoría de nosotros creí que nuestras defensas mágicas impedirían el avance de los no-muertos y que mi madre no iba a estar en peligro, pero que equivocada que estaba. Tan confiada estaba que seguí con mi rutina normal excepto por el entrenamiento de forestal.
Después vino ese fatídico día, un grupo de forestales vino a dar la noticia de que tanto la barrera mágica como sylvannas habían caído y los no-muertos se dirigían hacia aquí.
El tiempo se detuvo junto con mi corazón ya que mi madre probablemente haya muerto pero en ese momento no podía pensar en eso, lo más importante era juntar todo para irse y que los no-muertos aparecerían el día siguiente.
Estaba juntando algo de ropa y provisiones para partir cuando comienzo a escuchar gritos desde afuera además Denlin comenzó a ponerse agresivo, decidí agarrar mi arco e ir afuera. Lo que vi fue horroroso, todos corrían desesperados intentando escapar de los no-muertos y a los más débiles les alcanzaban y se les devoraban, mientras algunos forestales y magos intentaban darles tiempo. No sabía si salir de allí o pelear por quel’thalas no me decidí hasta que les vi, Melianer, Erilbia y mi padre estaban luchando contra los no-muertos y yo no iba a dejarlos solos. Le di la señal de atacar a Denlin e intente apuntar con el arco, casi todos mis disparos no deban en el blanco por mi falta de entrenamiento.
No importaba cuantos matábamos los no-muertos eran cada vez más, fue entonces cuando apareció un mounstro que parecía hecho de varias partes de cadáveres. Este mato fácilmente mato a mis dos amigos las lagrimas comenzaron a caer ya había perdido a tres personas ese día, el impulso de salir corriendo fue más grande pero no me iba a dejar de que ellos murieran en vano pero mi padre me miro y me dijo que me fuera que si seguía aquí moriría, entonces le dije que viniera conmigo pero este negó con la cabeza y se despidió con un simple adiós y me señalo mi camino. Así fue como Salí corriendo con mucho dolor pero los no-muertos no me dejarían escapar tan fácil, corrían más rápido que yo pronto me alcanzarían pero Denlin les hizo frente casi paro para ayudarle pero sabía que no serviría de nada así que corrí hasta que el cansancio fue demasiado y tuve que descansar.
No sé en qué momento ni por cuanto pero al despertar tenia sed intuitivamente fui hasta el rio más cercano pero por más agua que tomara esa sed no se iba sino que era cada vez más fuerte. Tenía que llegar rápido a silvermoon antes de que empeorara seguro allí habría una solución pero mientras más caminaba mas sed tenia, era tanta que me quemaba por dentro.
Camine hasta llegar al peor paisaje que podría haberme imaginado, lunargenta estaba en llamas había junto con los cuerpos caí al piso y llore por todo lo que estaba pasando. Cuando me levanta me dirigí con los sobrevivientes tal vez alguno podría decirme que me está pasando. Pero no era solo yo todos tenían esa sed esa sed que me dijeron que era sed de magia causada por la destrucción del pozo del sol. Así que arthas no solo nos había matado a casi todos los elfos sino que además condeno a los demás. Nunca antes había deseado la muerte de nadie pero Arthas se merecía morir dolorosamente.
El me quito todo lo que una vez quise, ahora no me quedaba nada. Pero a los Quel’dorei todavía le quedaba un destino más oscuro, el príncipe Kael’thas nos nombro sin’dorei por nuestros hermanos caídos. Pero yo seguiría siendo una Quel’dorei por más que un príncipe cambiara el nombre de mi verdadera raza. Además todos los demás comenzaron a tatuarse y vestirse de ropa roja, todos estos cambios eran demasiado para mi así que me fui y me aislé en una pequeña cabaña abandonada lejos de todos.
En mi aislamiento intente controlar mi sed de magia a través de la meditación, al principio me tomaba muchas horas pero mientras pasaban los días comencé a controlarla hasta que solo me tomaba unas dos horas diarias. No sé cuantos meses habrán pasado desde mi partida pero cuando creí que probablemente todo se había calmado me dirigí hacia silvermoon, mientras me acercaba tuve un sentimiento extraño como de mal augurio pero decidí ignorarlo.
Cuando llegue estaban construyendo una nueva ciudad al lado de la antigua pero en esta el rojo era casi el único. Todos vestían rojo o negro y todos llevaban esos horrendos tatuajes intentando parecer atemorizantes pero eso no era lo peor sino que preguntando en una taberna si habían encontrado una cura para la sed, me dijeron que no había cura pero que encontraron una manera efectiva de controlarla pensé que estaban hablando de la meditación pero me equivoque, la manera era absorber la magia de nuestro alrededor y en especial de los cristales de energía vil. Ya era demasiado estos no son los Quel’dorei de antes estos son unos elfos monstruosos corrompidos por la energía vil que además tiñe el hermoso resplandor celeste de nuestros ojos por un asqueroso color verde esmeralda.
Sentía vergüenza en lo que se habían convertido y como ultima opción decidí irme con los Quel’dorei restantes que seguramente se encontrarían en ventormenta. Compre lo necesario para el viaje y sin más me fui de esa ciudad, sin mirar atrás.
El viaje hacia ventormenta fue largo y difícil pero a medio camino logre ir con una caravana. Cuando llegue a las tierras humanas decidí separarme fue cuando estaba cerca de ventormenta cuando sentí un duro golpe en la nuca y me desmaye.
Cuando desperté estaba acostado en una cama, intente levantarme pero me dolía demasiado la nuca después de unos minutos apareció una Quel’dorei que se disculpo por haberme golpeado y me dijo que si quería seguir en una pieza no debería andar con capucha ya que no se me veían los ojos que son la única diferencia entre los Sin’ doréis.
Espere un tiempo hasta que se me paso un poco el dolor y decidí irme hacia la ciudad, no camine mucho hasta que la vi era linda pero no se podía comparar con las estructuras de silvermoon pero debería acostumbrarme ya que nunca vería mis tierras otra vez.
Esta fue mi vida hasta el momento, y espero que pronto escriba en estas páginas la muerte de Arthas, ahora me iré a dormir mañana tengo que volver a entrenar con el arco.